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¿Educación o escuela del “como si”? sobre la acreditación del bienio 2020/2021

¿Educación o escuela del “como si”? sobre la acreditación del bienio 2020/2021

Se acerca el cierre del bienio 2020-2021 y los docentes nos vamos desayunando de los distintos métodos de acreditación que los cráneos del ministerio de educación, inspectores e inspectoras y algunos directivos ya van bajando a las escuelas siguiendo una lógica más cercana al mundo de las fantasías que a los caóticos 2 años que se vivieron.

Todo análisis de una política, y la forma de acreditación es parte de la política educativa, debe partir de entender los objetivos que tienen quienes dirigen los lineamientos de la educación del país y de las distintas regiones. En el caso de nuestro país los objetivos reales son dos: permanencia y promoción. Los por qué y para qué están en la escuela y los cómo se deben alcanzar los conocimientos para promocionar son demasiado secundarios para estos gestores educativos. Lo importante es que den los números.

Así las cosas y luego de un 2020 en el que fue cambiando la información y la orientación todo el tiempo, incluyendo la “feliz idea” que tuvieron a mitad de año de avisar que todos pasaban de año, algo que los propios estudiantes reconocen como negativo; llegamos a un 2021 en el que la mitad del año se transito sin clases presenciales.

En ese contexto aparecen los programas A.T.R. y FORTE, programas que, pese a que llevan enquistada la precarización laboral docente, son interesantes desde lo educativo si se toman seriamente. Pero como los lineamientos jamás son claros a la hora de generar saberes y herramientas para los y las estudiantes, estos programas quedaron atados a la conciencia de los directivos. El resultado fue que mientras que en algunos lugares primó la intención de recuperación de contenidos, en otros se realizó un “como si”, algo que es cada vez más común en el ámbito educativo.

Y aquí, y para lo que sigue, debemos hacer un freno porque no podemos dejar de nombrar una herramienta que desde los gobiernos y a través de los inspectores se usa para presionar a directivos y docentes: la matricula. Constantemente se presiona sobre la matricula llevando a que la acreditación quede supeditada a esta y no a la adquisición de conocimientos y la obtención de herramientas pedagógicas. Y lamentablemente funciona la artimaña, ya que por miedo al cierre de cursos y la consecuente pérdida de puestos de trabajos son muchos los que terminan acreditando a como dé lugar.

Este es el contexto en el que se cierra la acreditación del bienio 2020-2021. En honor a la verdad considero que, si lo importante realmente es la educación como herramienta de mejora de la vida de las y los jóvenes y no solo como propaganda para ganar una elección, se debería haber re transitado todo el 2020 en este 2021. Se perfectamente que ningún político iba a pagar el costo de tamaña decisión, pero hay que entender que pese al esfuerzo de toda la comunidad educativa en el 2020 fue una amplia mayoría la que no llegó a alcanzar los contenidos mínimos. Si a esto le sumamos un primer cuatrimestre del 2021 con aun mas estudiantes desconectados y alejados de las escuelas es irrisorio creer que en 6 meses se puede transitar lo que falta del año en curso y además recuperar 1 año y medio. Pero como una vez más primó el “como si” se hubiera podido, todo sigue adelante porque lo importante es… la promoción, es decir que los números den bien.

Pero volviendo al cierre del bienio y estas últimas pautas de acreditación bajadas por el ministerio de educación en el documento “enseñanza y evaluación. Cierre Bienio 2020-2021” de octubre de este año, es decir hace poco más de un mes; debemos decir que desde un punto de vista pedagógico hace agua por todos lados y es la demostración cabal de que lo importante es la gestión de números, los saberes no solo se transforman en una ecuación matemática, sino que se hace una especie de reformulación de las reglas matemáticas donde más por más, más por menos y menos por menos, siempre dan más.

Para empezar, se titula como enseñanza y evaluación un documento realizado en los dos últimos meses de un total de 24, en todo caso debería titularse enseñanza y acreditación. Es el propio documento el que habla de la evaluación como un proceso, algo que encuentra lógica en uno de los primeros lineamientos de acreditación: aquellos que tengan TEA (aprobado) en el segundo cuatrimestre aprueba la materia sin importar lo que tengan en el primer cuatrimestre. Esto es lógico ya que en el segundo cuatrimestre se pueden haber alcanzado los objetivos recuperando lo del primero, en un proceso el camino puede hacerse a distintas velocidades, pero el resultado final (la meta) es siempre el mismo.

Ahora esta lógica desaparece en el resto de los lineamientos de acreditación ya que se pretende una acreditación por áreas, no por materia. Esto no estaría mal si se planifica el trabajo del año y la evaluación se realiza de forma colegiada. Pero planificar el año, transitarlo y evaluar de forma individual para luego acreditar de forma colegiada no tienen sentido y mucho menos pretender hacerlo sin tiempo. ¿Cómo se resuelve el problema? Fácil, con una serie de cuentas matemáticas que casualmente ayudan a que den mejor los números de acreditación.

Pongamos un ejemplo para explicar esto: Yo doy historia en segundo año del secundario. Comparto el área de sociales con geografía y construcción de la ciudadanía. Yo planifiqué y acordé los criterios de evaluación con los estudiantes para historia. Pero si un estudiante no hizo nada en mi materia, pero tiene TEA en geografía y construcción de la ciudadanía piden que tenga TEA en toda el área de sociales ¿por qué? Porque tres TEA mentirosos pedagógicamente dan mejor en las cuentas que dos TEA reales.

Siguiendo con el mismo ejemplo esto significa en los hechos que el estudiante que haya alcanzado los objetivos en geografía y construcción de la ciudadanía va a hacer “como si” los hubiera alcanzado en historia, aunque eso jamás haya sucedido. Ese estudiante se supone obtuvo los mismos conocimientos o herramientas que quien realmente acredito las tres materias del área. Aquí hay otro punto importante, aquellos que se esforzaron para alcanzar los contenidos pese a las contingencias de estos tiempos difíciles se van a ver estafados ya que “alcanzaba con menos” de lo que nosotros mismos le dijimos.

Pero puede ser peor aun la cosa, si en un área se comparten dos materias y el o la estudiante tiene TEA en una, se pide que tenga TEA en toda el área, es decir en las dos materias. Pongamos un ejemplo, sin ningún tipo de planificación conjunta de los docentes un estudiante tiene TEA en practicas del lenguaje y TEP en ingles porque fue a una sola clase. Ese estudiante es “como si” supiera inglés ya que la acredita. Parece un chiste, pero es la realidad educativa que vivimos.

La educación necesita cambiar y repensarse en muchos contenidos, formas y objetivos. Eso va a llevar tiempo y va a depender de que aquellos que creemos en la educación como herramienta para un mundo mas justo alcemos la voz. Quizá tarden en llegar esos cambios profundos, pero mínimamente debemos dejar de naturalizar la educación del “como si” que solo les sirve a personajes que jamás pisan una escuela y destruye el futuro de nuestros pibes y pibas. Empecemos al menos alzando la voz oponiéndonos a esta mentira de la acreditación del cierre del bienio 20/21.

Material Realizado y aportado por:

Profesor Diego A. Bouquet

Más de 10 años de trabajo en la educación pública. Titulo de profesor de historia con trayecto en ciencias sociales y técnico mecánico. Diplomado en prevención de consumos problemáticos en la U.S.I. Generador de contenido educativo audiovisual en YouTube. Creador y administrador de esta página.

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3 pensamientos en “¿Educación o escuela del “como si”? sobre la acreditación del bienio 2020/2021”

    1. Gracias por tu dedicación y voluntad de transmitir, cuál si fuese un exorcismo, el verdadero “criterio de evaluación” de éste plan educativo.

  1. Un mamarracho, bajo un discurso “progresista” están haciendo bolsa la educación y el trabajo docente. La derecha anda sin doble discurso y quiere hacer exactamente lo mismo, destruir la escuela pública.

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